La Noche de los Bastones Largos
Por Elio Diaz
En un nuevo aniversario de este hecho lamentable del cual fui protagonista como presidente del Centro de Estudiantes e Ciencias Naturales de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA se me ocurren algunas reflexiones que sean útiles para el futuro más que un recuerdo anecdótico de algo pasado.
Esto sucede luego del golpe de estado que derrocó al Presidente Arturo Illia, recuerdo la noche en que fue depuesto a pocos metros de la facultad que se hallaba donde hoy está La Manzana de las Luces, nadie de la universidad ni el movimiento estudiantil ni profesores ni graduados salió a defender a ese gobierno salido de elecciones democráticas y que contaba con un exiguo caudal de votos, a pesar añero de extracción radical se acercó al Centro de Estudiantes para reclamar nuestra participación repudiando el golpe.
Las consecuencias no demoraron en presentarse como fue la intervención a las universidades, no sabíamos como se daría esa intervención pero sabíamos que era inminente. Algunos traían la información que se produciría por un ataque armado de grupos parapoliciales como era el Sindicato Universitario de Derecho que justificaría la intervención policial, por lo cual pasamos varias noches dentro de las facultades para evitar esta situación.
El 28 de julio de 1966 enterados que en esos días se produciría el ataque policial tuvimos una reunión de urgencia a las 8 de la mañana los consejeros estudiantiles y presidentes de centro (Naturales, Química y Exactas) con el Decano Rolando García. En la misma el decano nos manifestó que si se daba el hecho se produciría una renuncia masiva de docentes en la universidad, ante este hecho le manifesté mi posición contraria a esto dado que era entregarles las casa de estudio y destruir el proceso de desarrollo de las facultades sobre todo de exactas y naturales a lo que Rolando Gracia me contestó que esto ya estaba decidido y que había sido conversado con Ernesto Giudici (a la sazón dirigente del Partido Comunista de la Argentina en cuyas filas de la juventud me hallaba enrolado) como que yo debía acatar algo que había acordado un dirigente partidario.
La intervención efectivamente se concretó la noche del 29 de julio, en el momento que habíamos cerrado con barricadas las puertas de la facultad para evitar el asalto de la policía. Nos hallábamos reunidos en el decanato en una asamblea donde participaban autoridades de la institución, docentes, graduados y estudiantes, cuando irrumpió la Guardia de Infantería de la Policía Federal arrojando gases y arreándonos al patio central donde nos golpearon brutalmente vociferando improperios anticomunistas y antisemitas, arrastrando a las chicas escaleras abajo a tal punto que a una de ellas le provocó desprendimiento de tejidos de su frente por lo que tuvo que realizársele un injerto de piel. Luego nos pusieron mirando contra la pared en una triple o cuadriple fila y realizaron un conato de fusilamiento para posteriormente hacernos pasar por una doble fila de agentes quienes nos pegaban en los sectores más sensibles de nuestro cuerpo intentando asestar golpes en los genitales, llevándonos después a diferentes comisarías de los alrededores.
A mí me tocó la Comisaría Segunda donde permanecí durante 3 días dado que me trasladarían a la Cárcel de Devoto lugar al cual no llegué debido que también habían golpeado y detenido al profesor estadounidense Warren Ambrose que dictaba clases en la facultad, lo que generó un problema de orden internacional que no permitió mi traslado. En esa comisaria, que era la que correspondía a la jurisdicción de la facultad, había también sido golpeado el Comisario quien enterado del asalto se apersonó esa noche del 29 en la Facultad de civil y fue reprimido por la Guardia de Infantería situación esta que hizo que el mismo nos tuviera cierta simpatía hasta tal punto que se tomaba la molestia de hacerme buscar para avisarme de represiones que se realizarían ante actos de protesta o asambleas que organizábamos.
Esos momentos fueron previos a grandes manifestaciones a nivel nacional y mundial como fueron, la muerte del Che Guevara en La Higuera Bolivia (octubre de 1967), el Mayo Francés (mayo de 1968), la Primavera de Praga (Agosto de 1968) el Cordobazo (mayo de 1969) . Esta sumatoria ininterrumpida de hechos llevó a un proceso de radicalización de muchos sectores juveniles que comenzaron a pensar que el cambio solo se podía dar por la vía violenta.
Mi reflexión es que desde la aceptación del golpe de estado a Illia (por acción u omisión), la renuncia masiva de docentes a la universidad y la elección de la vía armada como camino fundamental para lograr el cambio ha sido una desinteligencia en cuanto a no defender la instituciones (sin claudicación) republicanas y democráticas desde un trabajo permanente y constante dentro de las mismas instituciones (llámese partidos políticos, universidades, sindicatos, etc.)
Este devenir llevó a una gran derrota táctica que costo muchas vidas en toda Latinoamérica y particularmente en nuestro país por que los golpes de estado siempre se realizaron con la complicidad ciudadana.
Hoy mismo vemos como frente a un ataque de los Holdouts no se puede ubicar con claridad quien es el enemigo para defender nuestras instituciones.