Nuestro recuerdo para todas las víctimas.En las elecciones generales de 16 de febrero de 1936, la izquierda se presentó unida en una coalición denominada Frente Popular (Unión Republicana, PCE, PSOE, ERC y IR), mientras que la derecha se agruparon en el Frente Nacional Contrarrevolucionario (CEDA, Renovación Española, Comunión Tradicionalista, y la Liga Catalana), no formaron parte la Falange ni el PNV. El Frente Popular se hizo con la mayoría de los escaños. Inmediatamente después de las elecciones se desataron una oleada de huelgas, algunos incendios y destrucciones. Grupos de paramilitares Falangistas entraron en acción enfrentándose a paramilitares de izquierda, la gran mayoría de las víctimas sucedieron en ese mismo febrero (de las 262 victimas desde febrero a julio, corresponderían 148 victimas de militantes de izquierda, 50 de la derecha, 19 de las fuerzas de orden público, 48 sin identificar). El número de incidentes como de victimas fueron disminuyendo desde febrero a julio.La desestabilización política real en la primavera de 1936 no explica en modo alguno la sublevación militar y menos aún la justifica.La política y la sociedad españolas mostraban signos inequívocos de crisis, lo cual no significaba necesariamente que la única salida fuera una guerra civil.Esta guerra se planificó, por parte del ejercito antidemocrático, para ser lo más lenta posible, de esta manera se aseguraban la limpieza política en la sociedad española.En una entrevista, el general Francisco Franco declaró la premisa que marcó la pauta de la violencia política en la guerra y la posguerra “Los criminales y sus víctimas no pueden vivir juntos”. Criminales y víctimas. Víctimas y criminales. Dos ideas construidas desde los comienzos del conflicto armado que calaron profundo en el imaginario colectivo. Todos aquellos que habían resistido el golpe militar y se habían posicionado en favor de la República, fuera cual fuera su condición política o social, formaban concretamente en la parte de los criminales. Todos aquellos que mostraban su adhesión, "entregaban su sangre, su esfuerzo, su vida" apoyando a quienes se levantaron en armas contra las instituciones, eran las víctimas. De esta manera dividieron la sociedad en buenos y malos, legitimando el golpe militar del 17 de julio de 1936, facilitando la colaboración de los civiles en la limpieza política de España, e influyendo en el diseño y desarrollo de los programas represivos.La toma de Badajoz fue un ejemplo de esta limpieza política, donde fuerzas del general Franco fusiló a más de 1.000 republicanos en momentos de combates y más de 2.000, en los días posteriores a la rendición. En cambio esto decía el Edicto de la Auditoría de Madrid, del 30 de marzo d 1939: "La justicia de Franco es objetiva, serena e imparcial; es constructiva y por ello se requiere la colaboración de todos los españoles."La manera de eliminación del "enemigo", "por fusilamiento", muchas veces se realizaba un breve juicio militar, donde sólo por el hecho de haber colaborado con las fuerzas Republicanas, sin distinción de sexo, siendo mayores de 18 años, se los fusilaba. En otros casos, supuestamente se los liberaba, e inmediatamente después se los fusilaba.El antropólogo Bruce Lincoln, describe hechos como estos: "rituales de obscenidad colectiva, donde las manos manchadas de sangre como mecanismo de fidelidad y cohesión social son un buen recurso y de enormes garantías."Esta es una muy buena descripción, tomada del capitulo 5, VIVIR ENTRE ENEMIGOS del libro; La Obra del Miedo (Violencia y Sociedad en la España Franquista), por Gutmaro Gómez Bravo y Jorge Marco...”Levantarse por la mañana pensando que hoy puede ser el día en que un vecino, un familiar, un subalterno o un jefe te ha denunciado. Sentir el terror cotidiano de vivir entre enemigos que siempre están al acecho, vigilantes a cada uno de tus pasos. Sus miradas te persiguen cuando tomas la primera taza de café, cuando bajas las escaleras, cuando sales a la calle. No hay refugio posible. Tus viejos compañeros se convierten en extraños, el fantasma de los confidentes impregna de desconfianza todas las relaciones, e incluso el hogar, tu último refugio, parece una urna de cristal donde todos te pueden ver y escuchar a su antojo. La guerra es mucho más que enfrentamiento ideológicos. Viejas pugnas, deudas, envidias y rencores se entremezclan en un ambiente asfixiante. No se puede confiar en nadie, ni siquiera en los más allegados. La guerra es un compendio de muchas guerras pequeñas, y todas las balas que se disparan no llegan desde el frente ni están hechas de acero.
Víctimas... que resistieron el golpe militar...
Víctimas... que sólo cumplían el servicio militar obligatorio...
Víctimas... que fueron denunciados por vecinos ofuscados por alguna disputa doméstica...
Víctimas... cuyo arte era molesto...
Víctimas... que tuvieron que dejar la tierra pidiendo exilio...
Víctimas... que buscaron otra tierra por el hambre y el desamparo que dejó esta guerra...
Víctimas....
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