Desde Iniciativa Vicente López consideramos que la Escuela Pública es una filosofía, un concepto educativo y un modelo pedagógico. Esto supone reconocer y adoptar las medidas presupuestarias y legales para hacerlo efectivo.
Hoy nos encontramos con que muchos de los que pensamos así, deciden pasar a sus hijos a la escuela privada.
La Escuela está complicada, porque primero es un contenedor, un comedor, un atenuador de violencia y cuando puede enseña... Como propuesta a los malos resultados educativos, la Dirección de Educación y Cultura bonaerense, en su Resolución 1.057, propuso el cambio de escala a partir del 4 (única escala interrupta en el mundo); se eliminan el 1, 2, 3 (son estigmatizantes), diciendo que el cambio de escala busca "lograr una escuela que no se maneje con la lógica del mercado, premios y castigos, sino con la lógica del estado de derechos y responsabilidades". El 4, 5, 6, que antes era regular, ahora es no aprobado (nos cambian el significado de las palabras).
Con este tipo de medidas vacías de contenido (como las del ejemplo), más los muchos días de clase perdidos por los alumnos debido a paros docentes (ejerciendo su derecho por justos reclamos salariales), están afectando el futuro de los alumnos, la libertad de aprender y el presente de los padres.
Ante este dilema no tengo palabras asertivas, y con el motivo de un debate profundo en defensa de la Educación Pública y de calidad, es que quiero copiar las palabras vigentes, de PAULO FREIRE, tomadas del Libro El Grito Manso, (pág. 62) dice:
¿Como resistir desde el espacio gremial, en una época en que las organizaciones de los trabajadores están desvalorizadas e infiltradas por la cultura dominante?
Ésta es otra cuestión muy seria. A mi juicio, los gremios deberían estudiar con mucha seriedad la situación actual. Ustedes ya habrán percibido, por ejemplo, cómo las huelgas están debilitadas. Pero el hecho de que las huelgas pierdan eficacia no significa, primero, que la lucha deba desaparecer. La lucha es histórica. La manera de cómo la lucha se da también es histórica, sucede en un tiempo y un espacio. No necesariamente se lucha de la misma manera acá que en París.
Lo fundamental es saber que la lucha no se acabó, no se acaba; que, por ser histórica, cambia la manera de presentarse y de hacerse, y por eso tiene que ser reinventada en función de las circunstancias históricas y sociales. Si la huelga de profesores no resulta, cabe a los educadores discutir científicamente cuál será en cada momento la manera más eficaz de pelear. La cuestión no es desistir de la pelea, es cambiar las formas de pelea. Con la llamada globalización, en el caso, por ejemplo, de una multinacional de Chicago que tenga una fábrica en San Pablo, si esa fábrica amenaza con una huelga, en Chicago, en diez minutos, con sólo consultar la computadora pueden saber si es posible transferir la producción a otro país donde incluso sería más barata. Entonces cierra la fábrica de San Pablo y se acaba la huelga. La cuestión no es parar de pelear. Éste es el discurso totalitario neoliberal. La cuestión es cambiar la manera de pelear.
Hay que reinventar la forma de pelear pero jamás dejar de pelear.
LA SALIDA DEL PAÍS NO ES EZEIZA,
ES LA EDUCACIÓN.
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